El estudio del desayuno
Piensa en la mesa del desayuno, en la que te has sentado esta mañana. Considera detenidamente la imagen mental que te viene a la mente.
¿La imagen de la mesa es tenue o razonablemente viva? ¿Vida? ¿O creías que hablábamos metafóricamente?
Algunos de nosotros podemos evocar fácilmente imágenes en el ojo de nuestra mente, pero para aproximadamente el 3-5% de la población mundial, no existen imágenes mentales en absoluto.
Breve historia de la imaginería visual
Francis Galton fue un psicólogo británico conocido por ser pionero en los estudios sobre la inteligencia humana. En 1880, Galton llevó a cabo el Estudio del Desayuno, en el que pedía a los participantes que imaginaran su mesa de desayuno y valoraran la iluminación, definición y colorido de la mesa y los objetos que había en ella.
La mayoría de los participantes en el estudio afirmaron tener cierta capacidad para visualizar con el ojo de la mente, aunque sus experiencias variaron mucho. En los casos de imágenes extremas, algunos declararon tener una capacidad de visualización superior a la media:
Al pensar en la mesa del desayuno esta mañana, todos los objetos de mi imagen mental son tan brillantes como la escena real.
Participante de Hyperphantsic
Para sorpresa de Galton, algunos describieron una capacidad sorprendentemente diferente:
Sólo por una forma de hablar puedo describir mi recuerdo de una escena como una “imagen mental” que puedo “ver” con el “ojo de mi mente”.
Participante de Aphantasic
Como demuestra el estudio Breakfast, existen diferencias invisibles notables, a menudo insospechadas, en nuestras experiencias imaginativas, que van desde la afantasía o ausencia total hasta la hiperfantasía o abundancia de imaginación visual. Un hecho que ha sorprendido a quienes se han topado con él durante más de un siglo.
Desgraciadamente, este fenómeno permaneció en gran medida sin examinar hasta que el científico británico David Marks desarrolló el Cuestionario sobre la intensidad de las imágenes visuales (VVIQ ) en 1973 durante su investigación sobre la conciencia humana.
Cuestionario sobre la intensidad de las imágenes visuales (VVIQ)
El VVIQ es una evaluación probada para medir las diferencias individuales en imaginación visual. Esta prueba de imágenes visuales consiste en cuatro escenarios y le pide que los clasifique en una escala del uno al cinco, según la intensidad con la que los visualiza en su mente.
Hay cuatro grupos de cuatro preguntas. Cada grupo le pide que imagine un escenario concreto, como la cara de un ser querido, su tienda favorita o un paisaje hermoso, y le pide que valore la viveza de los detalles de cada escena.
Desde que se publicó por primera vez el VVIQ, se ha hecho referencia a él en más de 1.200 estudios sobre imágenes mentales. Ha recibido una atención considerable en los ámbitos de la psicología, la filosofía y, más recientemente, la neurociencia cognitiva.
En 1995, el psicólogo Stuart Mckelvie publicó una segunda versión, el VVIQ2. Ambos instrumentos se consideran medidas fiables para identificar las diferencias individuales en la imaginería visual y han demostrado ser medidas precisas de la intensidad con la que los individuos pueden visualizar escenarios, personas y objetos en el ojo de su mente.
Pero, ¿y si no puedes visualizar nada?
VVIQ y Afantasia
Cuando se trataba de visualizar cosas con el ojo de la mente, las personas se clasificaban en “buenos visualizadores” o “malos visualizadores”.
Eso cambió en2015, cuando el profesor Adam Zeman recibió a un paciente conocido como paciente MX, que informó haber perdido su capacidad de visualización tras someterse a una intervención quirúrgica y sufrir un ictus leve. Más tarde, Zeman bautizó el fenómeno como afantasía, y surgió una nueva clasificación:“no visualizadores“.
En la actualidad, las pruebas de imágenes visuales como el VVIQ se utilizan a menudo como evaluación inicial para identificar a los afantásicos, o personas con afantasía.
Una puntuación baja en el VVIQ o una puntuación alta en el VVIQ2 (ya que la escala está invertida) puede ser característica de hipofantasia o “baja vivacidad” o, en casos raros, de afantasia o “no visualizador”.
Fiabilidad de los resultados del VVIQ
No es ningún secreto que nuestros pensamientos conscientes son privados y que la evaluación de la intensidad de nuestras propias experiencias generadas internamente -como las que se evalúan en el VVIQ- puede plantear, comprensiblemente, algunas dudas sobre la fiabilidad y exactitud de los resultados.
Por un lado, puede ser difícil determinar los detalles precisos de las imágenes mentales que tenemos en la mente e incluso, a veces, saber si nos hemos formado una imagen mental.
A algunas personas les resultará difícil clasificar la intensidad de sus imágenes mentales cuando no hay nada que utilizar como punto de referencia.
¿Cómo podemos saber hasta qué punto nuestras imágenes mentales son precisas, detalladas y vívidas si no podemos compararlas con la experiencia de otra persona?
El VVIQ te pide que compares la imagen que tienes en la cabeza con el aspecto que sabes que tiene en la vida real para conciliar un poco esta situación. ¿La situación que visualizas es igual de vívida que la del mundo real, un poco menos vívida, nada vívida o completamente inexistente?
Aun así, comparar el mundo real con el subjetivo que llevamos dentro es todo un reto. El verdadero reto es: ¿Conoces bien tus pensamientos?
Resulta que puede que conozcas tus pensamientos mucho mejor de lo que crees.
Metacognición y el ojo de la mente
Cada vez hay más pruebas conductuales y de neuroimagen que sugieren que entendemos bastante bien nuestros pensamientos cuando se trata de imágenes mentales.
Un estudio dirigido por el científico cognitivo y experto en imágenes mentales Joel Pearson descubrió que los informes subjetivos sobre la intensidad de las imágenes eran muy predictivos de la eficacia de la experiencia imaginativa del individuo en comparación con los resultados de medidas más objetivas.
Los participantes en el estudio completaron el VVIQ2 y posteriormente se sometieron a un experimento conductual denominado rivalidad binocular, que proporciona una evaluación más objetiva de las imágenes mentales. Sus resultados indicaron que los participantes no solo tenían un buen conocimiento metacognitivo de su capacidad general de imaginería, sino que también podían evaluar la vivacidad de episodios individuales de imaginería, como los presentes en el VVIQ2 (Pearson et al., 2019).
Así que, a pesar de la naturaleza altamente subjetiva de las pruebas de imágenes visuales como el VVIQ, estos hallazgos concluyen que podemos confiar razonablemente en nuestras evaluaciones autoinformadas de la vivacidad de nuestro ojo mental o la falta de ella.
Contabilización de cerebros sesgados
Cabe señalar que cualquier prueba de autoinforme siempre estará sujeta a sesgos humanos. Todos tenemos cerebros sesgados. Un sesgo que podría influir en los resultados de tu test VVIQ es que podrías ser más propenso a elegir inconscientemente (o conscientemente) respuestas que te den el resultado que deseas.
Por ejemplo, si ya cree que tiene afantasía después de ver la prueba de la manzana en las redes sociales, es posible que se sienta más inclinado a responder 0 en todas las situaciones del VVIQ. Es más, los resultados podrían verse afectados por cómo te sientas al completar la prueba.
Para reducir el sesgo en la autodeclaración, asegúrese de abordar el proceso de forma lúcida y racional. Elimine cualquier distracción que pueda impedirle pensar con claridad. Si crees que tu emoción puede estar interfiriendo, intenta volver a hacer el test más tarde y compara los resultados.
Puede que después de hacer el cuestionario te des cuenta de que tienes más prejuicios sobre tus habilidades de visualización en función de los resultados que obtengas. Por estas y otras razones, el VVIQ sólo se recomienda como evaluación inicial de la afantasía. No es un diagnóstico concluyente para saber si tiene afantasía o no.
Más allá del VVIQ: Cuestionario del Espectro de la Imaginación
Por último, es importante señalar que el VVIQ sólo mide la intensidad de las imágenes visuales. Existen otras modalidades sensoriales que deben tenerse en cuenta a la hora de evaluar su experiencia con las imágenes mentales.
Cuando piensa en su desayuno favorito, ¿puede olerlo o saborearlo en su mente?
Estas experiencias sensoriales se denominan imágenes olfativas y gustativas. Y sí, algunas personas pueden “oler” las tortitas en su mente.
La imaginación es multisensorial; cada “sentido” es un espectro que va desde la ausencia total a la abundancia de imágenes mentales y todo lo demás.
Así pues, aunque el VVIQ puede proporcionar información útil sobre su imaginación visual, es importante recordar que es sólo un aspecto de un perfil de imaginación mucho más amplio.
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