¿Puede funcionar la hipnosis en personas con afantasía? ¡Sí!

Un hipnoterapeuta con afantasía explica la hipnosis y cómo puede funcionar para los afásicos.
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¡Hola! Soy Paulina y soy hipnoterapeuta y tengo afantasía. También soy científico social e investigador académico de formación, así que cuando empecé a formarme en hipnosis y me di cuenta de que la afantasía podía ser un obstáculo para acceder a ella, no pude evitar iniciar un proyecto de investigación sobre el tema que podría ayudar a responder a la pregunta: ¿puede funcionar la hipnosis en personas con afantasía?

Antes de entrar en materia, aclaremos algunas cosas.

¿Qué es la hipnosis?

La hipnosis es un proceso que consiste en centrar la atención y aumentar la capacidad de respuesta a las sugestiones. En hipnosis, es más probable que acepte una perspectiva diferente y se permita realizar los cambios que desea a nivel subconsciente.

Cuando un hipnotizador trabaja con alguien, suele intentar “dormir” temporalmente la “facultad crítica” de nuestro cerebro, la que siempre está cuestionando y evaluando toda la información que nos llega, basándose en nuestros propios conocimientos, comprensiones y creencias profundamente arraigadas.

¿Por qué queremos acallar esta “facultad crítica” en la hipnosis? Eso depende de nuestro objetivo.

¿Cuál es la diferencia entre hipnosis e hipnoterapia?

La hipnosis se entiende de forma más amplia y puede utilizarse con distintos fines. La hipnoterapia es la aplicación clínica de la hipnosis, es decir, su uso terapéutico. La palabra “hipnosis” se asocia más a menudo a la hipnosis callejera o escénica y a su uso como entretenimiento.

Aunque los objetivos de la hipnoterapia -o hipnosis clínica- y la hipnosis escénica son obviamente muy diferentes, se basan en los mismos principios y los métodos utilizados en ambas pueden ser muy similares. Digo “pueden ser similares” porque hay multitud de técnicas utilizadas en hipnoterapia.

Volviendo a la cuestión de eludir la “facultad crítica”, un hipnotizador de escenario o de calle lo hace para convencer a la gente de que haga algo que está fuera de lo común -cosas que están fuera de su zona de confort o que parecen imposibles- para asombro y diversión de los demás.

Un hipnoterapeuta lo hace porque nuestra “facultad crítica” suele ser la responsable de mantenernos estancados. Por ejemplo, puede que estés pensando en dejar de fumar, pero crees que no puedes hacerlo porque eres adicto. Aunque no es la verdad objetiva, es tu verdad, una historia que te cuentas a ti mismo y en la que crees profundamente.

Ahí es donde la hipnosis clínica puede ser realmente eficaz. En hipnosis, es más probable que acepte un punto de vista diferente y que le explique a su subconsciente que, en realidad, dejar de fumar es fácil porque sólo es un mal hábito, no una adicción grave.

7 mitos sobre la hipnosis

  1. Tanto si hablamos de hipnosis escénica como de hipnosis clínica, es importante comprender una cosa: incluso bajo hipnosis, siempre tienes el control de tus pensamientos y de lo que haces.
  2. Tienes que “creer” en el proceso. Incluso con la hipnosis callejera o escénica, la gente se ofrece voluntaria; están dispuestos a divertirse. No puede ser hipnotizado contra su voluntad.
  3. La hipnoterapia no es una “varita mágica”: para que sea eficaz, tienes que querer cambiar. Si realmente no quiere dejar de fumar pero ha acudido a hipnoterapia porque su médico se lo ha indicado, lo más probable es que no tenga éxito.
  4. La mayoría de nosotros no utilizamos un reloj viejo para hipnotizar a la gente, ¡aunque sin duda se puede utilizar! Se trata de centrar tu atención en algo distinto de lo que harías normalmente. Este algo puede ser un objeto, como un reloj.
  5. No hace falta que nos mires intensamente a los ojos. Normalmente, tendrás los ojos cerrados.
  6. Puedes hacer hipnosis online; no hace falta que sea en persona.
  7. Puedes hacer hipnosis en grupo.

Diferencias individuales en la hipnotizabilidad

Se entiende por hipnotizabilidad la capacidad de los individuos para entrar en hipnosis.

La investigación clasifica al 10% de la población como “altos” (individuos altamente hipnotizables), y al 10% como “bajos” (baja hipnotizabilidad), mientras que el resto de nosotros nos encontramos en algún punto intermedio (Dienes 2012).

Los investigadores han intentado determinar si algunos rasgos particulares hacen que algunas personas sean más hipnotizables que otras. Una de ellas es la “imaginación intensa”, definida como la capacidad de participar en experiencias imaginativas vívidas y aparentemente reales (Hilgard, 1970).

La cuestión que nos interesa especialmente en el contexto de la afantasía es si la falta de imágenes mentales visuales (y a menudo también táctiles, olfativas, auditivas y gustativas) nos hace menos hipnotizables. ¿Funciona la hipnosis en las personas con afantasía?

Hasta ahora, la investigación académica sobre los vínculos entre las imágenes visuales y la hipnotizabilidad ha arrojado resultados dispares. Algunos estudios señalan que la hipnotizabilidad se asocia positivamente con una mayor intensidad de las imágenes visuales (Marucci y Meo, 2000) y con el control sobre las mismas (Coe y cols., 1980), así como con la implicación imaginativa (Glisky y cols., 1991), la visualización de escenas (Farthing y cols., 1983) y un rendimiento superior en tareas de visualización de imágenes (Sheehan y Robertson, 1996). Otros estudios no han encontrado una relación significativa entre las imágenes mentales visuales y la hipnotizabilidad (por ejemplo, Perry 1973, Kogon et al. 1998, Glisky et al. 1995, Hargadon, Bowers y Woody 1995).

Un estudio reciente que analizaba la hipnotizabilidad en afásicos, en particular, tampoco encontró pruebas sensibles de la ausencia o presencia de una relación entre la hipnotizabilidad y la viveza de las imágenes mentales autoinformadas (Cabbai et al., 2023). Sin embargo, lo que sí se encontró fue que aquellos que se identificaron como afásicos antes de realizar algunas pruebas de sugestionabilidad obtuvieron puntuaciones sustancialmente más bajas en estas que los afásicos que no se dieron cuenta de que tenían afantasía. Esto plantea cuestiones interesantes sobre el papel de las expectativas en la hipnotizabilidad.

Entonces, ¿qué nos dice la investigación académica sobre la hipnotizabilidad acerca de la capacidad de los afantasmáticos para ser hipnotizados? Los resultados no son concluyentes, por lo que no nos dan una respuesta clara a la pregunta.

Sin embargo, mi única (pero principal) reserva sobre la investigación de la hipnotizabilidad es que se basa únicamente en la comprobación del control fenomenológico, es decir, la capacidad de generar experiencias que cumplan las expectativas. Se instruye a los participantes del estudio para que imaginen el estado sugerido y luego se espera que experimenten un efecto sugerido (Spanos & Barber, 1972). Por ejemplo, se pide a los participantes que imaginen que se les agarrota el codo y no pueden doblarlo, o que están comiendo un limón y salivan, o que oyen el zumbido de un mosquito y les molesta el sonido.

Aunque ser capaz de imaginar esas cosas y obtener esos efectos es, sin duda, un gran indicio de cómo puede reaccionar y experimentar un cliente ciertas sugestiones del hipnoterapeuta, ¿es necesario para que se produzca una transformación? No. Puedes conseguir un cambio interno aunque no seas el más indicado para seguir estas sugerencias.

Pero queda la cuestión de…

Técnicas visuales en hipnosis

Multitud de técnicas de hipnoterapia se basan en gran medida en la visualización.

Es una práctica habitual entre los hipnoterapeutas pedir a los clientes que se vean a sí mismos en una playa o caminando por un bosque, o que visualicen a su yo más joven o a su yo futuro. Son cosas con las que los afantasmáticos suelen tener problemas.

Los hipnoterapeutas también suelen referirse a otras formas de imágenes mentales: olfato, tacto, sonido, gusto. Es posible que esto tenga más resonancia con algunos afásicos que tienen imágenes en otros sentidos, pero, como sabemos, muchas personas con afantasía son “completamente afásicas” y no tienen ningún tipo de imágenes mentales (¡yo incluido!).

Sin embargo, hay otras formas de trabajar con clientes que tienen afantasía.

Lo que nos lleva a la pregunta…

Tengo afantasía: ¿puede funcionar la hipnosis en personas con afantasía?

Sí, creo que puede. Quizá no en todos y cada uno de nosotros (lo mismo se aplicaría a la población general), y quizá haya que experimentar un poco para encontrar la técnica adecuada para ti. Pero creo que se puede hipnotizar a la mayoría de la gente, incluidos los afantasmáticos.

¿Por qué creo que es posible? Por mi propia experiencia personal y los resultados preliminares de mi investigación sobre la afantasía y la hipnosis.

Mis experiencias personales con la hipnosis son mixtas: ha funcionado algunas veces, pero muchas otras, no.

Lo que me parece especialmente interesante es que la primera vez que experimenté la hipnosis, fue un éxito. Estaba haciendo un curso en grupo sobre el desarrollo de una mente positiva (más que sobre la hipnosis en sí), que impartía un hipnoterapeuta y practicante de PNL (Programación Neurolingüística). En aquel momento, no tenía ni idea de la hipnosis.

Literalmente, ninguna. Mi única asociación eran las películas de Scooby Doo, es decir, hipnotizadores malvados que se apoderaban de las mentes de la gente y les ordenaban hacer lo que querían (recuerden lo que dije antes: no funciona exactamente así).

Así que, cuando el hipnoterapeuta llevó a cabo la primera sesión de hipnosis en grupo en línea -por casualidad, una visualización guiada-, me dejé llevar por el proceso y me permití simplemente experimentarlo. Y lo hice. Me llevó a una “visión”, un encuentro con una versión más joven de mí mismo. Esto fue hace unos años, y no estoy del todo seguro de si realmente “vi” esto o sólo lo imaginé (tengo sueños muy visuales, así que tal vez en el estado de sueño en el que estaba, realmente podía verlo). Ocurriera como ocurriera, ocurrió, y realmente me ayudó a comprender algunas cosas sobre mí misma.

Me pareció absolutamente fascinante. Me enganché tanto que quise aprender más sobre la hipnosis. Decidí formarme en hipnoterapia.

Ser un hipnoterapeuta afásico

Fue entonces cuando me encontré con un reto, ¡uno grande!

Como ya he dicho, me había formado con métodos predominantemente visuales. Mi formación incluyó muchas demostraciones y prácticas con otros hipnoterapeutas en ciernes.

Y fue entonces cuando apareció que yo era un sujeto “difícil”. La gente entrenaba conmigo y yo no llegaba a ninguna parte. La parte crítica y cuestionadora de mi cerebro no parecía capaz de desconectarse. Nada resonaba. Sus sugerencias que funcionaban para otras personas caían en saco roto cuando se trataba de mí. Mi aparente incapacidad para ser hipnotizada y experimentar un cambio en la forma de ser de mis compañeros de curso realmente me afectó. Sacudió por completo mi confianza. Tanto es así que dejé mi formación durante un tiempo, tras llegar a la conclusión de que la hipnoterapia podría no ser para mí.

Sin embargo, sabía que podía experimentar la hipnosis. Y creía profundamente en el poder de la hipnosis; podía ver el impacto que tenía en otras personas. Así que seguí intentándolo. Y volvió a funcionar. En una sola sesión, superé más de 20 años de dolor y culpabilidad tras la muerte de mi querida madre.

Esto no hizo sino reforzar mi convicción de que, aunque la afantasía puede suponer una dificultad para experimentar la hipnosis, no la hace imposible. Sólo tenemos que encontrar un enfoque que nos funcione. Y puede que tampoco sea una “talla única”.

Así que decidí volver a la carga y certificarme como hipnoterapeuta. Durante el curso, empecé a hablar de mis dificultades para experimentar la hipnosis y de por qué algunas de las técnicas no me funcionaban.

Cuanto más hablaba de ello, más hipnoterapeutas empezaban a presentarse y a decir: “A mí me pasa lo mismo”. Fue entonces cuando me di cuenta de que no soy el único que lucha contra estos retos, lo que me llevó a iniciar un proyecto apasionante sobre la afantasía y la hipnosis.

En busca de un método: la mejor manera de ofrecer hipnoterapia a las personas con afantasía

Empecé a trabajar con un grupo de hipnoterapeutas afantasmáticos allá por 2021 con el objetivo de desarrollar las mejores prácticas a la hora de trabajar con no visualizadores.

En la primera fase del proyecto, exploré qué ayudaba a los participantes de mi estudio a entrar en hipnosis y qué creaba una barrera para ello. Actualmente, el proyecto se encuentra en su segunda fase, en la que estoy realizando experimentos de hipnosis con mi grupo. La idea es probar diferentes técnicas y ver cuáles funcionan mejor para los afantasmáticos.

El estudio tiene sus limitaciones, ya que estoy trabajando con un grupo y no con individuos (y todos somos diferentes), y además con compañeros hipnotizadores que conocen los entresijos de la hipnoterapia y saben qué esperar. Mientras tanto, como he mencionado anteriormente en este artículo, las expectativas pueden influir mucho en nuestra experiencia con la hipnosis.

El proyecto aún está en marcha y sigo trabajando en el desarrollo de buenas prácticas a la hora de trabajar con personas que no son visualizadores. Sin embargo, me gustaría compartir algunas enseñanzas extraídas.

5 consejos para los hipnoterapeutas que tratan a los afantasmáticos

  • Tenga en cuenta que es posible que sus clientes no sepan que tienen afantasía. Si utilizas métodos visuales, comprueba si son capaces de visualizar (o sintonizar con otras formas de imaginería mental) antes de la sesión. La simple “prueba de la manzana” es suficiente. “Cierra los ojos e imagina una manzana. ¿Puedes verlo en tu mente? ¿Puedes darle la vuelta? ¿Lo hueles? ¿Lo saboreas? ¿Qué se siente?
  • Es posible que alguien no pueda visualizar pero sí “traducir” lo visual a otro sentido (por ejemplo, no puede “ver” una escalera pero puede “sentirla”). Si este es el caso, pueden ser capaces de “traducir” una visualización guiada a su otro sentido.
  • Si te encuentras con una persona que no visualiza y que tampoco puede recurrir a otras formas de imaginación mental, es mejor que evites las visualizaciones guiadas. En su lugar, prueba a utilizar métodos kinestésicos como la respiración.
  • Ten cuidado con el lenguaje que empleas con los afásicos: pedirles que “vean”, “imaginen”, “visualicen” y, en algunos casos, incluso que “imaginen” cosas puede despistarlos y encender su cerebro consciente. Utiliza expresiones como “piensa en”, “experimenta como quieras”, “finge”, etc.
  • Considera que hay mucha variación individual entre los afantasmáticos. Lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra. Pero eso es lo que ocurre con todos nuestros clientes.

4 consejos para los afantasmáticos que desean someterse a hipnoterapia

  • Deshazte de cualquier expectativa sobre cómo “debería” ser la hipnosis. Cada persona experimenta la hipnosis de forma diferente. Sea cual sea su experiencia, es la adecuada para usted.
  • Dígale a su hipnoterapeuta que no puede visualizar, y si no tiene imágenes mentales a través de otros sentidos, hágaselo saber también. Esto les permitirá pensar en técnicas alternativas cuando trabajen con usted.
  • Recuerde que el objetivo de la hipnoterapia no es alcanzar un “estado alterado”. El hipnoterapeuta quiere centrar tu atención en resolver tu problema y ponerte en el estado mental adecuado para ello. No es necesario estar “muy metido” para experimentar la transformación.
  • Asuma que su hipnoterapia puede funcionar para usted; ¡que tendrá éxito!

Reflexiones finales: ¿puede funcionar la hipnosis en personas con afantasía?

Creo que la hipnosis puede funcionar en las personas con afantasía. Soy la prueba viviente de ello. Para algunos afantasmáticos, puede llevar algún tiempo y paciencia determinar el método que mejor se adapta a ellos para ayudarles a eludir su facultad crítica y experimentar los beneficios de la hipnosis clínica.

¿Le interesa la afantasía y/o la hipnosis? Puedes unirte a su grupo de FB @Aphantasia and Hypnosis Research Lab aquí: https://www.facebook.com/groups/aphantasiaandhypnosis


Referencias

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Dienes 2012

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