Soñador conceptual
Un mundo nuevo
un nuevo punto de vista fantástico
nadie que nos diga que no
o dónde ir
o decir que sólo estamos soñando.
Recuerdo haber visto Aladdin por primera vez en 1992. Debía de tener diez años. Se convirtió en mi película favorita de la infancia, y yo soñaba despierta que era Jasmine. En mi sueño, tenía un tigre de mascota llamado Rajah y volaba en una alfombra mágica. Poco sabía entonces que lo que yo entendía por soñar despierto era muy diferente de la experiencia imaginativa de mi amigo, aunque ambos fantaseábamos con las mismas cosas.
Cuando soñaba con ser Jasmine, no me veía a mí misma en mi mente vestida de Jasmine. No estaba jugando con Abu, ni volando en una alfombra mágica. No oía rugir a Rajah, ni “A Whole New World” sonaba en mi cabeza. Mis ensoñaciones eran más bien historias que me contaba a mí mismo, expresadas a través de conceptos y letras en lugar de imágenes y sonidos.
No se trata sólo de mis ensoñaciones; los pensamientos de mi mente carecen de imágenes, sonidos o cualquier otra experiencia sensorial como olores y sabores. No puedo ni imaginarme lo que debe ser saborear en tu mente un pan caliente y recién horneado, aunque sé a qué huele y sabe el pan caliente y recién horneado.
Casi 30 años después, sigo soñando despierto. No sobre convertirme en Jasmine, por supuesto, sino sobre comprar mi propia casa, un ascenso en el trabajo, sobre la próxima vez que viajaré, ir a bucear, avanzar en mi práctica de yoga, ir a un safari fotográfico…
Se podría decir que soy un soñador.
Descubrir los extremos de la imagen
Conocí el término afantasía en febrero de 2017, y me lanzó por una tromba de agua (me gusta la descripción de la sensación así, me encanta el buceo). Toda mi vida supuse que nadie podía ver nada cuando cerraba los ojos, sólo la misma negrura que yo veo. Pero no podía estar más equivocado. Desde entonces he aprendido que existe un amplio espectro de procesos de pensamiento en las experiencias humanas.
Ese mismo mes de febrero, me puse en contacto con el profesor Zeman, y mi mundo dio un vuelco, no podía dejar de ver lo que veía, ¡y eso que nunca lo había visto! Descubrir los extremos de la imaginería, la afantasía y la hiperfantasía, me abrió literalmente un mundo nuevo.
Al principio percibía la afantasía como una desventaja. Cuanto más lo rumiaba y digería lo que significaba en la práctica, y cuanto más intentaba comprender lo que podía estar pasando por la mente de un hiperfantasista, más ventajas veía en tener afantasia.
Es cierto que tardo más en memorizar de memoria, pero se me da muy bien resumir. Generalmente me duermo bastante rápido, soy muy consciente de lo que me rodea y me doy cuenta de cosas que, para otros, pasan desapercibidas. Presto el 100% de mi atención a las conversaciones, ya que no me distraigo con imágenes o sonidos que pasan por mi cabeza. Suelo vivir el momento presente. Enfrento la queja con una lente diferente a la de otros, quizá durante periodos más cortos. Dicho esto, esto no significa que no me duela, definitivamente me duele, pero no sigo viendo imágenes inquietantes en mi mente.
Conferencia y exposición Extreme Imagination
En 2019, tuve la suerte de asistir a la primera Conferencia Extreme Imagination en Exeter. Entre los ponentes confirmados figuran los profesores Adam Zeman, Joel Pearson, Emily Holmes y Ed Catmull, además de numerosas charlas de los artistas y comisarios de la exposición asociada “Extreme Imagination – Inside the Mind’s Eye“.
Asistir a la Conferencia Extreme Imagination fue revelador. Estar en la misma sala con otras personas que tienen afantasía y darme cuenta de que entre ellas había artistas que pintaban y esculpían, escritores, periodistas, científicos y tantas personas brillantes, que son iguales que yo, incapaces de visualizar, y sin embargo han conseguido grandes cosas. El sentido de comunidad y el hecho de compartir experiencias similares me hicieron sentir que no estaba sola.
Me llamó especialmente la atención el taller de escritura. El periodista Dustin Grinnell compartió muchas experiencias personales, consejos de escritura para afántasicos y me motivó a emprender el proyecto de escribir el libro que dejé aparcado hace unos años.

conferencia en la Universidad de Exeter en 2019.
Una de las principales conclusiones de este taller fue que los afántasicos y los hiperfántasicos pueden utilizar enfoques diferentes para resolver los mismos problemas, pero eso no significa que uno sea mejor que el otro. Esta nueva percepción me aseguró que la afantasía no es una afección ni una enfermedad. Es sólo una forma diferente de pensar. El taller de Dustin aumentó mi confianza y me aseguró que, a pesar de no ser capaz de visualizar con el ojo de mi mente, puedo ser creativa e imaginativa.
El mejor ejemplo es este extracto del libro que estoy escribiendo actualmente:
Prólogo
Silencio. Naufraga por el sonido del agua frenética que fluye sobre la fuente. Isabela estaba sentada en el banco de St. James’s Park, sumida en sus propios pensamientos..
Tenía los ojos cerrados, pero gracias a su conciencia podía localizar todo lo que la rodeaba: el lago justo enfrente, a la izquierda el camino que llevaría al palacio de Buckingham y a su derecha la calle Horse Guards Road. Estaba atenta, como si todo lo que ocurría a su alrededor estuviera allí y, al mismo tiempo, no lo viera.
En la parte de atrás, ella podía sentir todo lo que estaba pasando. Podía oír las hojas cayendo de los árboles al césped casi inaudiblemente, la ardilla madrugadora buscando el desayuno…
Cuando volvió a abrir los ojos, una señora que paseaba a su perro pasó junto a ella. El beagle parecía feliz, su cola se movía de lado a lado. ¿Podrían visualizarlo los perros? Será interesante saberlo. Cuando la señora estaba más cerca de Isabela, el perro echó a correr de repente hacia ella y tiró de la señora para acercarla. El cachorro lamió las piernas de Isabela. La señora murmuró “lo siento”, sujetó con más fuerza la correa del perro y se marchó. A Isabela le llegó un olor: era el perfume de su madre. Esta señora usaba el mismo perfume floral que usaba su madre. Su corazón se apretó y la tristeza embargó todo su cuerpo, la echaba de menos. La señora se alejó y cuanto más caminaba, más se desvanecía el aroma. Le habría encantado seguir oliendo aquella fragancia embriagadora durante un poco más de tiempo. Se fue…
Ese fue su momento, su precioso momento de soledad, un instante para escuchar su voz interior y poner en orden sus pensamientos. Y, sin embargo, no podía oírlos dentro de ella.
Correr desde Green Park hasta St. James’s solía despejar su mente y apaciguar su alma. Sin embargo, esa mañana en particular, estaba tensa, salieron a la luz noticias impactantes y tuvo que digerirlas. ¿Quién lo hubiera dicho? Mediados los treinta, empezó a conocerse mejor a sí misma. ¿Habría reaccionado o se habría comportado de otra manera en determinadas situaciones de su vida pasada? Mirando hacia atrás, reflexionó. Muchos pensamientos aparecieron en su mente, uno tras otro. Su percepción del mundo dio un vuelco. Suponía que todo el mundo tenía el mismo nivel de conciencia. Presumía erróneamente, no todo el mundo vivía su día a día igual que ella. Un pensamiento tras otro, llegaba otro pensamiento. Intentó ponerlas en orden, pero le resultaba demasiado difícil, ¿cómo tomar el control de algo que está en tu mente o no lo está? su psicólogo le dijo que imaginara los pensamientos y los pusiera en una nube. Deja que esa nube se te escape…, pero ¿cómo? Estaba claro que Isabela necesitaba otro método. Eso es! escribirá cada pensamiento en una hoja a la vez en su cuaderno, cada página representará una nube. Con eso basta.
El sonido de la fuente de agua le trajo un bonito recuerdo… su primera inmersión.
Acoger la diversidad de pensamiento
He aprendido mucho desde que conocí la afantasía en 2017 y asistí a las Jornadas de Imaginación Extrema en 2019. Ahora estoy ayudando a organizar la próxima Conferencia Extreme Imagination 2021 para ayudar a concienciar sobre la diversidad de nuestros procesos de pensamiento, la afantasía, la hiperfantasía y todo lo que hay entre medias.
Descubrir los extremos de las imágenes abre todo un mundo nuevo, con muchos puntos de vista nuevos y fantásticos. No hay nadie que nos diga “no”, ni hacia dónde somos capaces de ir. No hay nada que nos impida soñar, porque soñamos, pero de otra manera.