Cierra los ojos y visualiza…
Hace poco escribí sobre la meditación con afantasía. En concreto, cómo la meditación guiada puede exacerbar los estados (a veces subliminales) de confusión, frustración, vergüenza e inadecuación que sienten los afantasmáticos cuando se les pide que visualicen, que es como empiezan la mayoría de las meditaciones guiadas. Mi experiencia con la hipnosis fue irritantemente similar. Ahora… si quieres… imagina una ola de relajación recorriendo tu cuerpo, aflojando cada nervio y músculo, y sigue leyendo mientras te guío a través de mi viaje de hipnosis con afantasía. 😏
Mediación guiada frente a hipnosis
La meditación guiada y la hipnosis son muy similares en el sentido de que se intenta alcanzar un estado de relajación muy profundo mediante instrucciones de voz. He aquí un extracto de un artículo reciente que encontré en guidedmind.com en el que se explica la diferencia entre la meditación guiada y la hipnosis:
“La meditación guiada es cuando un narrador te guía a través de una escena en tu mente para actuar específicamente sobre un resultado deseado en tu vida”.
GuidedMind
La Asociación Americana de Psicología describe la hipnosis como:
“una interacción cooperativa en la que el participante responde a las sugerencias del hipnotizador“.
Asociación Americana de Psicología
A diferencia de la meditación, el estado de calma profunda que se alcanza durante la hipnosis está salpicado de preguntas del hipnoterapeuta, a las que el paciente/cliente responde, con un potencial de sugestión terapéutica por parte del hipnoterapeuta para alcanzar un objetivo.
He hecho hipnosis dirigida por un profesional (frente a la autohipnosis) tres veces en mi vida. Una vez como terapia para frenar un hábito compulsivo, y otras dos veces por regresión a los primeros años de vida para ver si podíamos conocer la causa de mis ataques de pánico.
Aprender a ser hipnotizado
Al igual que con la meditación guiada, cada una de mis experiencias con la hipnosis comenzaba con el profesional indicándome que cerrara los ojos y visualizara… Uf. De entrada, un no-empieza. Las sesiones orientadas a mi hábito compulsivo, a las que asistí a principios de 2000, fueron infructuosas. El proceso me frustró y sólo asistí a unas pocas sesiones. Todavía hoy lucho con este hábito. En cuanto a las sesiones que exploran la regresión a los primeros años de vida, tuve una a mediados de los ochenta -de la que es difícil acordarse dado que fue hace treinta años, aunque sí recuerdo haber abandonado la sesión antes de que concluyera y no querer volver- y otra (virtual) el pasado marzo de 2021, que tuvo más éxito.
Con los ojos cerrados y en un estado de profunda calma, el practicante empezó pidiéndome que me visualizara sentado en mi silla desde el lado opuesto de la habitación. Le dije que no podía hacerlo porque, aunque recordaba el aspecto de la habitación y de la silla, nunca me había visto en ella y, por tanto, ni siquiera podía utilizar la memoria como ayuda. Me preguntó si podía imaginarme flotando. Sólo flotando. He dicho que sí. (Hace poco me enteré de que la capacidad de hacer esto puede estar asociada a la imaginería motora, algo que no todo el mundo puede hacer).
De acuerdo. Así que ahora estoy flotando.
Me preguntó si podía flotar muy alto en el cielo y tratar de imaginar una pequeña pista de línea de tiempo en el suelo debajo. Esta línea de tiempo representaría mi vida, sobre la que viajaría de un lado a otro en busca de recuerdos pertinentes. Tenía que flotar hacia abajo para acercarme a un trozo de tiempo en la línea temporal y explorar un recuerdo, con la posibilidad inmediata de alejarme de cualquier recuerdo que pudiera causarme problemas.
No, no podía ver la vía de la línea de tiempo, cosa que ella ya sabía porque enseguida me preguntó si podía “fingir” que veía la vía de la línea de tiempo basándome en los recuerdos que tengo de una vía de tren normal vista desde el aire, desde un helicóptero o un avión. Esto me sorprendió. Los hipnoterapeutas anteriores no habían utilizado este enfoque “fingido”.
Sí, podría fingir que veo una vía de tren.
Utilizando mi capacidad de imaginarme flotando, mi memoria de cómo se veía una vía de tren desde el aire y un recuerdo de lo que se siente realmente al viajar en tren, podía percibirme moviéndome a lo largo de la vía de la línea de tiempo, flotando hacia arriba y hacia abajo según lo requiriera la situación. Con esta percepción frente al enfoque tradicional de visualización, fue capaz de llevarme hacia atrás en el tiempo, donde recordé una serie de acontecimientos de mi infancia -acontecimientos que yo creía separados cuando, en realidad, habían sucedido todos en la misma noche perturbadora (corroborado más tarde por mis hermanos y mi padre)- que proporcionaron una explicación muy plausible para la aparición de mis ataques de pánico. Este enfoque de fingir y percibir, como yo lo llamo, supuso más trabajo, pero al final conseguimos mi objetivo.
Hipnosis con afantasía
Decidí probar una sesión guiada de autohipnosis de regresión a vidas pasadas en YouTube, que, como habrás adivinado, empezaba con una visualización. De nuevo, suspendiendo si creo o no en la hipnosis y suspendiendo si creo o no en las vidas pasadas, primero me relajé profundamente. Entonces, utilizando el método de fingir y percibir, logré mi objetivo de hipnosis.
Como persona con afantasía, he aprendido a adaptarme, flexibilizando mis capacidades de forma imaginativa para ponerlas al servicio de la situación en cuestión -meditación o hipnosis-, algo que me doy cuenta de que he estado haciendo toda mi vida. Soy escritora y, aunque tengo afantasía, aún puedo percibir un maravilloso mundo de posibilidades, escribirlas y contar historias fantasiosas e imaginativas.
Las personas con afantasía no están limitadas. No tenemos límites.