Informe sobre imaginación visual
¿Cómo de vívido es el ojo de tu mente?
¿Alguna vez se ha preguntado por qué algunos pueden ver una manzana jugosa y brillante tan vívidamente que es casi real, mientras que otros se quedan en blanco o sólo dibujan un leve contorno? ¿O por qué un mismo recuerdo puede ser cristalino para unos y vago para otros? El poder del ojo de nuestra mente varía significativamente de una persona a otra. No todos vemos, imaginamos o recordamos con el mismo matiz, claridad o intensidad.

¿Qué es el Informe de Imaginación Visual?
Este informe interactivo ofrece un esclarecedor viaje a través del espectro de la imaginación visual, desentrañando algunos de los misterios que se esconden tras el ojo de la mente. Se basa en los datos autodeclarados del VVIQ recogidos de más de 602,072 personas de todo el mundo. Realice el Cuestionario sobre la intensidad de las imágenes visuales para comparar sus resultados con los de nuestro amplio conjunto de datos.
Lo sentimos, no tenemos tus puntuaciones VVIQ guardadas en esta cuenta. Realice el VVIQ para ver sus resultados aquí.
El espectro de la imaginación visual
La imaginación visual es como “ver” sin utilizar los ojos. Por qué a veces se llama“ver con los ojos de la mente“. La capacidad de visualizar varía de una persona a otra, como un espectro. Al igual que la vista de cada persona es diferente, también lo es nuestra capacidad para ver imágenes mentales.
La mayoría de las personas pueden imaginar imágenes en su mente, pero hay algunas que lo experimentan más intensamente. En un extremo del espectro de la imaginación visual se encuentran las personas con hiperfantasía o “hiperfánticos”, que tienen una imaginación increíblemente vívida. Su imaginación es tan fuerte que es casi como si lo estuvieran viendo de verdad.
En el otro extremo, están las personas con afantasía o “afásicos”. Estos individuos no pueden visualizar imágenes en absoluto. En lugar de “ver” una puesta de sol o la cara de un amigo, pueden pensar en palabras, conceptos o sentimientos. No es que les falte imaginación, sino que la experimentan de forma diferente.

Entre estos dos extremos hay innumerables variaciones. Algunas personas pueden tener una forma de visualización ligeramente apagada o abstracta, conocida como hipofantasia. Otros pueden tener lo que se considera un nivel “típico” de imaginación visual o fantasía, en el que pueden imaginarse cosas pero no tan vívidamente como los hiperfantásicos. Comprender este espectro nos ayuda a apreciar las diversas formas en que funcionan nuestras mentes y cómo cada uno de nosotros percibe e interactúa con el mundo de manera diferente.
Historia de Phantasia
Aristóteles introdujo la idea de fantasía en su obra De Anima: Sobre el alma. La describió como una capacidad distinta entre la percepción y el pensamiento: una especie de“sexto sentido“. Phantasia se traduce comúnmente por imaginación y suele explicarse en el contexto de la visualización y el sueño. En esta época, sin embargo, Aristóteles creía que los pensamientos requerían imágenes. Cuando piensas, también piensas en imágenes. La afantasía, o incapacidad para visualizar, demuestra que la teoría de Aristóteles no se aplica a todo el mundo.
"Fantasía es aquello en virtud de lo cual se produce en nosotros una imagen": en pensamientos, sueños y recuerdos.

Aristóteles, filósofo
Explorando el ojo de la mente: El estudio de las imágenes mentales visuales
Los científicos llevan estudiando las imágenes que vemos en nuestra mente desde el siglo XIX. A estas imágenes las llaman “imágenes mentales visuales“. Los primeros grandes pasos para identificar las diferencias invisibles en la forma de imaginar y por qué se producen comenzaron en 1860.

La analogía del piano de Fechner
En 1860, Gustav Fechner, pionero de la psicofísica, exploró cómo medimos los pensamientos en su libro“Elemente der Psychophysik”.” Comparó el cerebro con un piano que puede crear una amplia gama de ideas con unas pocas “teclas”. A Fechner le fascinaban las imágenes que destellan en nuestra mente cuando pensamos o recordamos. Descubrió que mientras algunas imágenes surgen automáticamente, otras pueden controlarse, aunque a menudo carecen de claridad y pueden cambiar por sí solas. A través de su propia introspección y de conversaciones con pensadores como Goethe, Cardano y un pintor que podía recordar rostros vívidamente, Fechner aprendió que la capacidad de visualización de las personas es diferente.
Retratos de una sola mirada
Hubo una vez un retratista prodigioso que se hizo muy popular tras hacerse cargo de muchos trabajos del famoso Sir Joshua Reynolds. Aunque pensaba que Reynolds era mejor, este pintor era tan bueno que hizo 300 retratos en un año, una hazaña que parecía casi imposible. Su secreto era su extraordinaria capacidad para recordar caras. Sólo necesitaba ver a alguien una vez para captar su imagen.
Verle trabajar era increíble. Podía pintar un retrato en miniatura perfecto en menos de ocho horas. Estudiaba sus temas durante media hora y luego empezaba a pintar. Se los imaginaba sentados en la silla, viendo nítidamente cada detalle, y los pintaba exactamente como eran. Cada vez que miraba a la silla vacía, podía ver la cara de la persona como si siguiera sentada frente a él.
El estudio del desayuno
La comprensión de que no todo el mundo tiene la capacidad de visualizar llegó en la década de 1880. El psicólogo británico Francis Galton llevó a cabo un experimento conocido como El estudio del desayuno. Pidió a 100 científicos, como su medio primo Charles Darwin, y a 172 escolares que imaginaran su mesa de desayuno y describieran la viveza de los objetos que había en ella, incluida la iluminación, la nitidez y los colores. Las respuestas variaron enormemente: algunos tenían imágenes cristalinas, otros sólo débiles impresiones y, para sorpresa de Galton, unos pocos no podían ver ninguna imagen mental en absoluto. La ausencia de imágenes mentales visuales ha intrigado a quienes se han topado con ella durante siglos.
"Al pensar en la mesa del desayuno esta mañana, todos los objetos de mi imagen mental son tan brillantes como la escena real".

Hiperfantasia
"Sólo por una figura retórica puedo describir mi recuerdo de una escena como una 'imagen mental' que puedo 'ver' con el 'ojo de mi mente'".

Aphantasic
El paradero del pensamiento
A.C. Armstrong reprodujo el Estudio del Desayuno de Galton en la década de 1890. Este estudio descubrió que las personas veían sus mesas de desayuno imaginadas con distintos niveles de brillo y detalle. La mayoría de las personas veían los colores con el ojo de la mente, igual que en la vida real, pero algunas tenían que concentrarse mucho para captarlos bien. Cuando se les preguntó dónde veían sus imágenes mentales, la mayoría dijo que las veían a una distancia normal, como estarían los objetos reales. Algunos imaginaban a vista de pájaro o en distintos lugares, como dentro de la cabeza o delante de los ojos. Armstrong también estudió a un hombre llamado A.G.C., que era muy bueno imaginando cosas. Podía imaginar objetos con tanta claridad que era como si fueran reales, e incluso podía “ver” a su alrededor.

Visualizadores frente a conceptualizadores
Si no puedes imaginarte las cosas, ¿cómo piensas? Algunas personas piensan en conceptos más que en imágenes. Por ejemplo, en lugar de “ver” visualmente una playa, entienden el concepto de playa y pueden describir la arena, el agua y las olas utilizando sus conocimientos y recuerdos. Estos individuos tienden a pensar más en la idea de las cosas que en verlas visualmente. William Grey Walter habló de estos dos tipos de pensadores, visualizadores y conceptualizadores, en su libro de 1963“El cerebro vivo“. Para saber si eres más de visualizar o de conceptualizar, prueba el experimento de la pelota sobre la mesa.
Experimento de la pelota en la mesa
Visualiza (imagina, imagina, como quieras llamarlo) una pelota sobre una mesa. Ahora, imagina que alguien se acerca a la mesa y da un empujón a la pelota. ¿Qué pasa con la pelota?
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Responde a estas preguntas:
¿De qué color era la pelota?
¿De qué sexo era la persona que empujó el balón?
¿Qué aspecto tenían?
¿De qué tamaño es la pelota? ¿Como una canica, una pelota de béisbol, una de baloncesto u otra cosa?
¿Y la mesa, qué forma tenía? ¿De qué está hecho?
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Ahora, la pregunta importante:
¿Lo sabía ya, o tuvo que elegir un color, sexo, talla, etc., después de que le hicieran estas preguntas?
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¿Es usted más de visualizar o de conceptualizar?
Cuando se pregunta a un visualizador sobre la pelota que hay sobre la mesa, éste (la mayoría de ellos) tiene inmediatamente respuestas a todas las preguntas. También es más probable que proporcionen detalles adicionales que usted no pidió. Este es el primer indicio de que el individuo puede estar imaginando la escena en su mente. Por ejemplo, un visualizador puede decir: “La pelota se parece a la de Pixar. Es amarilla y presenta una franja azul con una estrella roja. La pelota tiene el tamaño aproximado de una pelota de béisbol. Está en una mesa de madera, ovalada, con arañazos encima, etc.”.
Los conceptualizadores, en cambio, lo enfocan de otro modo. Para ellos, la pelota sobre la mesa es ante todo una idea. Aunque pueden anticipar el posible resultado -una pelota, al ser empujada, puede rodar y probablemente caerse-, muchos detalles concretos, como el color de la pelota, su tamaño, el material de la mesa o el sexo de la persona, pueden seguir siéndoles esquivos. Es posible que sólo reconozcan o tengan en cuenta estos detalles cuando se les pregunta directamente por ellos. Los conceptualizadores captan la esencia o la idea central, no se forman una imagen detallada.
Cuestionario sobre la intensidad de las imágenes visuales (VVIQ)
En 1973, el científico británico David Marks creó el VVIQ. El Cuestionario sobre la intensidad de las imágenes visuales ayuda a determinar la capacidad de las personas para imaginarse cosas. Esta prueba consta de cuatro grupos de preguntas. Cada juego te pide que imagines algo, como la cara de un amigo o un bonito paisaje. A continuación, te pide que evalúes la claridad de la imagen en tu mente. Las personas que obtienen puntuaciones altas pueden imaginar las cosas con claridad, mientras que las que obtienen puntuaciones bajas pueden tener más dificultades. Esta prueba nos ayuda a comprender lo diferentes que son las imaginaciones visuales de las personas. Desde su desarrollo, el VVIQ se ha utilizado en muchos estudios y es importante en campos como la psicología y las ciencias del cerebro.
La intensidad varía según el escenario
¿Sabía que la gente se imagina su tienda favorita con más claridad?
claramente
en sus mentes que el cielo? Es interesante, a diferencia de la historia del retratista, a muchos les cuesta imaginar rostros, incluso de sus amigos. Evidentemente, lo que imaginamos influye en la intensidad de nuestra imaginación. El gráfico siguiente muestra la gran variación en la intensidad de los cuatro escenarios evaluados en el VVIQ. Dado que la vivacidad puede variar en función del escenario, es importante realizar varias pruebas y experimentos y no confiar en uno solo para comprender cómo funciona la imaginación.
¿Qué se siente al visualizar?
Experimenta con esta ilusión de manzana para comprobarlo por ti mismo. Una imagen secundaria es una ilusión óptica. En esta ilusión, una imagen sigue apareciendo incluso después de exponerse a ella. Para empezar, mantén la mirada fija en el centro de esta manzana durante 30 segundos. A continuación, vuelve la mirada hacia el espacio en blanco y parpadea varias veces. Debería aparecer una imagen tenue.
Esta ilusión tiene más que ver con la percepción visual que con la imaginación. Aun así, proporciona un ejemplo útil de lo que es visualizar para la mayoría de la gente. Para algunos, la imagen puede ser incluso más clara que este ejemplo. ¿Qué opina de su experiencia?
Espectro de intensidad
Teníamos 602,072 las personas completan el VVIQ en aphantasia.com. Nuestro conjunto de datos es el mayor del mundo sobre imaginación visual. El gráfico siguiente pone de relieve la amplia gama de experiencias autodeclaradas con la imaginación visual. Aunque la mayoría de las personas se sitúan dentro de una media, existen valores atípicos notables. En un extremo del espectro están las personas que pueden imaginar“escenarios perfectamente realistas, tan vívidos como verlos de verdad“, y en el otro, las que informan de“ninguna imagen en absoluto“.
El curioso caso de la afantasía
Afantasía significa que no puedes imaginarte cosas en tu mente. Ni objetos, ni paisajes, ni caras. Esta variación se reconoce en el Estudio del Desayuno de Galton, pero necesitaba más investigación científica. Avancemos hasta el siglo XXI. La neurociencia ha avanzado lo suficiente como para estudiar esta enigmática afección. El Dr. Adam Zeman conoció a la paciente MX, que perdió la capacidad de imaginar tras la operación. La historia de MX atrajo la atención de los medios de comunicación, lo que dio lugar a que muchos nuevos descubridores se sintieran identificados. Sólo que habían sido ciegos de mente desde su nacimiento. Zeman acuñó el término afantasía congénita para describir la incapacidad de visualizar en 2015.
El extremo opuesto: hiperfantasía
El pensador altamente visualizador, como el retratista, tiene una capacidad relativamente poco común de “ver” imágenes mentales con tanta claridad que parecen casi reales. Este nivel de detalle en las imágenes mentales visuales sugiere una imaginación muy visual que ahora entendemos como hiperfantasía.
Ver vs. Imaginar vs. Afantasía
¿Por qué la imaginación y la percepción son tan diferentes? La imaginación es diferente de la visión real. Imagina que estás mirando una manzana. Cuando lo ves con tus ojos, te das cuenta de su aspecto y puedes anticipar el crujido que hará si lo muerdes. Eso es percepción. Ahora bien, cuando uno piensa en una manzana sin verla, puede imaginársela y anticipar su textura crujiente. Pero esta imagen puede no ser tan clara como cuando la ves. Es una experiencia visual más débil. Algunas personas con afantasía no pueden imaginarse la manzana en absoluto. Sin embargo, aún pueden anticiparse a la crisis. Eso es usar la imaginación.

¿Qué le pasa a mi cerebro?
Los científicos han hecho experimentos geniales para ver cómo nuestro cerebro imagina imágenes. Descubrieron que la fuerza de las imágenes depende de la“excitabilidad cortical“, es decir, de lo activas que estén determinadas células cerebrales.
Hay dos partes principales de nuestro cerebro implicadas: el córtex prefrontal y el córtex visual. Piense en el córtex prefrontal como el centro de mando, o el jefe del cerebro. El córtex visual es el centro de datos. Procesa los datos que nos entran por los ojos.
El Dr. Keogh, investigador, dice que se puede pensar en ello como en una pizarra. Si la pizarra (nuestro córtex visual) está demasiado polvorienta (o demasiado activa), es difícil ver la imagen. Pero si está limpio (o menos activo), el panorama es más claro.
Si estos sorprendentes datos son correctos, el gráfico muestra con qué claridad puede imaginarse una cascada en su mente en función de lo activas que estén estas dos partes de su cerebro.
¿Es frecuente la afantasía y la hiperfantasía?
Diferentes estudios dan cifras distintas sobre cuántas personas tienen afantasia o hiperfantasia. Algunos estudios afirman que entre el 1 y el 5% de las personas padecen afantasía, y alrededor del 2% hiperfantasía. Pero en el caso de los niños, hasta el 11% puede tener hiperfantasia. En un estudio, los científicos pidieron a estudiantes universitarios que realizaran la prueba VVIQ para ver cómo imaginaban las cosas. De 502 estudiantes, alrededor del 4,2% no podía imaginarse las cosas. Hicieron otra prueba con un grupo diferente y obtuvieron resultados similares. Creen que unas 4 de cada 100 personas pueden tener afantasía.
El juego lingüístico de la visualización
Cuando juegas a fingir, como ser un pirata o pensar en una playa tranquila, estás utilizando tu imaginación. Algunas personas pueden imaginarse estas cosas, pero otras, especialmente las que padecen afantasía, imaginan con ideas en lugar de con imágenes. Utilizan lo que el investigador Christian Scholz denomina metaimaginación. Puede que los Afantasics no vean un barco pirata en su mente, pero pueden hablar de él. Es como si jugaran a un juego de palabras. Esta forma de utilizar las palabras para imaginar podría ser la razón por la que algunas personas con afantasía no se daban cuenta de que imaginaban de forma diferente. Siguen utilizando su imaginación, pero de otra manera.
Ficha frente a tipo
Cuando le pides a alguien que se imagine una playa, puede que algunos vean una en concreto, como Miami Beach. Esto es“visualización simbólica“. Pero las personas con afantasía pueden pensar en las playas en términos generales, como lugares arenosos junto al agua, lo que se conoce como“visualización de tipo“. Describen utilizando conocimientos, no imágenes. Esta distinción entre tipos y fichas es crucial en campos como la lógica, la lingüística y la programación informática. Fue señalado por primera vez por el filósofo estadounidense Charles Sanders Peirce en 1906.
"Si me dices que imagine una playa, rumio el "concepto" de playa. En saber que hay arena. Sé que hay agua. Sé que hay un sol, tal vez un salvavidas. Conozco datos sobre las playas. Reconozco una playa cuando la veo y puedo hacer gimnasia verbal con la propia palabra. Pero no puedo tener flashes de playas que he visitado [...] No tengo capacidad para crear ningún tipo de imagen mental de una playa, tanto si cierro los ojos como si los abro, tanto si estoy leyendo la palabra en un libro o concentrándome en la idea durante horas, como si estoy de pie en la propia playa. Y crecí en Miami".

Blake Ross, fundador de Mozilla Firefox
Cómo influyen la edad y otros factores en la imaginación mental visual
La intensidad de las imágenes, es decir, la claridad con la que se pueden “ver”, no es estática a lo largo de la vida. Varios factores pueden influir en esta capacidad, entre los que destaca la edad. Un estudio realizado por Gulyás en 2022, indica patrones de desarrollo en esta capacidad. A medida que la gente envejece, su capacidad de imaginar cosas en su mente puede cambiar. Pero muchas cosas, como los genes y el entorno, también pueden afectar a cómo imaginamos.
¿Es hereditaria la afantasía?
Además de la edad, los genes y las experiencias pasadas pueden influir en la imagen que tenemos de las cosas. Algunos científicos creen que si usted padece afantasia o hiperfantasia, sus familiares cercanos también podrían tenerla. Esta idea sugiere que podría ser algo que se transmite de padres a hijos. Sin embargo, los científicos aún no lo han resuelto.
Memoria
Los afantasmáticos suelen tener un enfoque más analítico, lo que puede reducir los falsos recuerdos. Los hiperfantásicos pueden evocar recuerdos vívidamente, pero pueden tener dificultades para distinguir los recuerdos reales de los imaginarios.
Puntos fuertes y retos
¿Qué significa todo esto? Las personas con afantasía e hiperfantasía imaginan las cosas de forma diferente. Los afantasmáticos no pueden “ver” imágenes en su mente. Se les da muy bien pensar las cosas y es menos probable que recuerden cosas que no han sucedido. También pueden sentirse atraídos por materias como las matemáticas y las ciencias. Por otro lado, hay hiperfantásicos que tienen imágenes superclaras en la mente. Se inclinan más por las actividades creativas y recuerdan con facilidad y detalle acontecimientos pasados. Pero a veces confunden lo real con lo imaginado. Ambas formas de pensar tienen sus ventajas y sus inconvenientes en diversos contextos de la vida cotidiana.
Creatividad
Los afánticos pueden tener dificultades para realizar tareas creativas debido a su falta de imágenes visuales. En cambio, los hiperfantásicos destacan en ámbitos creativos gracias a su vívida imaginación.
Aprender
Los afánticos pueden beneficiarse en el aprendizaje gracias a su pensamiento analítico. Los hiperfantásicos podrían tener ventaja en técnicas de aprendizaje visual y comprensión lectora por su capacidad para "ver" conceptos.
Bienestar
Los afánticos pueden tener dificultades en ciertas prácticas de bienestar que se basan en la visualización. Los hiperfantásicos, con su intensa imaginería mental, pueden enfrentarse a una mayor ansiedad en contextos de bienestar.
Futuros
Es posible que los Afantasicos aborden la planificación y la previsión del futuro de forma más pragmática, basándose en la lógica y los hechos más que en escenarios visuales. Los hiperfantásicos pueden visualizar vívidamente resultados y escenarios potenciales, lo que les permite "experimentar" y prepararse para acontecimientos futuros en su mente antes de que sucedan.
- Referencias